Esto es solo el principio...

Cuatro monos en un árbol (mi familia)
Soy Amaia Alcalde Antón y en estas 600 palabras voy a tratar de resumir mis 19 años. Nací 15 días más tarde de lo previsto, por eso la puntualidad nunca ha sido mi fuerte.

Cuando contaba con solo dos años nació la que es hoy una parte muy importante de mi vida: mi hermana. Sin embargo, para mi resultó decepcionante el hecho de que no hablara. Estuve preguntando  a mis padres cientos de veces cuando hablaría, ellos me decían -en dos años- y yo respondía -¿Cuánto son dos años? ¿Mañana?- Digamos que había un problema de concepto. Pero tras esos dos años mi hermana se convirtió en mi fiel compañera de juegos. Además ambas compartimos una afición: la natación, tal es así, que cuando éramos pequeñas mi hermana varias veces se tiró a la piscina sin saber nadar.

Siempre he vivido en Pamplona. Desde  pequeña he sido una niña muy alegre, apenas me enfadaba y con un caramelo ya era feliz. También era muy curiosa y hacía todo tipo de preguntas, algunas de ellas he de decir que eran un poco absurdas. Recuerdo una ocasión en la que fui a Madrid y cogí el metro por primera vez. Estaba emocionada ¡Iba a viajar bajo tierra! pero al mirar por la ventana, desilusionada, le pregunté a mi padre – Papá ¿dónde están los gusanos?-. Siempre fui un poco distraída, con una amplia sonrisa y la mirada perdida, me gustaba vivir en mi mundo imaginario.

He estudiado en el colegio Jesuitinas desde los 3 hasta los 18 años. Durante este tiempo compaginé mis estudios con muchas extra-escolares: pintura, natación, inglés, música, guitarra…. A decir verdad la pintura siempre fue una de mis mayores aficiones e hice de las paredes de mi casa mi lienzo personal. Esto último no pareció agradar demasiado a mis padres.  En mis últimos años de colegio conocí a las que hoy son mis amigas y mi gran apoyo. Todas nos apuntamos a un grupo de voluntariado llamado ALCOR en el que se hacen actividades de ocio y tiempo libre y campamentos para niños. Es en este grupo donde se forjó nuestra amistad. Hoy en día tres de nosotras seguimos siendo monitoras y sinceramente es una experiencia muy gratificante (al menos la mayor parte del tiempo).

En bastantes ocasiones he ido al monte con mi familia, también he tenido la suerte de poder viajar a distintos lugares y conocer otras culturas. Mis padres son biólogos y mi padre en concreto trabaja con murciélagos lo que a mí me parece emocionante. Son ellos los que me han inculcado la pasión por la biología. De hecho durante un tiempo y contando con apenas 3 añitos trabajé como hipnotizadora de hormigas. Me gustaba “dormirlas” tocándolas con el dedo  hasta que me enteré de que no volvían a despertar y decidí dejarlo.

A los 18 años tuve que elegir qué y dónde iba a estudiar y mi indecisión dificultó esta tarea. Muchos compañeros de clase ya tenían claro que iban a hacer, lo que a mí me ponía nerviosa. Me gustaban tantas cosas: física, biología, bioquímica, historia… No quería equivocarme, era mi primera elección realmente importante. Finalmente el 1 de septiembre de 2016 comencé el grado en biología en la Universidad de Navarra. A día de hoy puedo decir que me alegro mucho de haber tomado esta decisión. He conocido a mucha gente nueva de muchos lugares distintos, gente que se ha convertido en amigos cercanos con los que me gustaría seguir manteniendo el contacto al acabar la carrera.

No sé qué pasará en un futuro solo sé que quiero seguir rodeada de estas personas que me han regalado tantos buenos momentos. Y esto es solo el principio…



Mi hermana y yo en Mammoth lakes






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